¿Cómo sería terminar tu día con sensación de logros, satisfacción y mucha energía para cuidar de ti mismo y de tu familia?
Las personas suelen creer que, con más horas libres en su agenda, podrían finalmente tener la energía para cumplir con hábitos o realizar las cosas que verdaderamente anhelan. Pero seamos honestos; no hay nada de verdadero en esta suposición, porque el problema nunca es el tiempo.
Suelo explicarlo a través de la siguiente metáfora:
Imagina que estás en una playa, y abres un hoyo en la arena muy cerca del agua. Si lo dejas así, ¿qué te imaginas que pasaría después de 30 minutos?
Bueno, algunas cosas son posibles. El agua del mar llegaría, y traería más arena para cubrir el hoyo; o algunos animalitos se animarían a entrar en él; o el viento arrastraría restos, que cubrirían el hueco.
Lo que difícilmente pasaría es que el espacio permaneciera abierto por mucho tiempo. Pues, es exactamente lo que suele pasar con una agenda vacía; si no se halla nada ahí… cualquier cosa está permitida entrar.
No es porque se tenga más horas libres en el día, que la vida se hace más sencilla. Uno mismo empieza a crear actividades, que no tienen relación directa con resultados y logros.
Por ello, saber dónde se invierten las horas es una de las cosas más beneficiosas que un líder puede hacer a sí mismo; el impacto es notable, no solo en su productividad sino también en el bienestar en general.
“Lack of direction, not lack of time, is the problem. We all have twenty-four hour days.”
- Zig Ziglar
Lo primero que puedes hacer, para notar donde está tu atención, es realizar una pequeña auditoria:
La idea es documentar, por 2 semanas, cómo utilizas cada hora de tu tiempo diario. Ciertamente eso te exigirá algo de disciplina, porque es importante ejecutar la acción al finalizar cada lapso (si planeas hacerlo solo al final del día, ya no te acordarás de las pequeñas fugas de tiempo).
Después que empieces a monitorear tus horas, pon en frente, para cada “bloque de tiempo”, dos columnas: una que indique tu nivel de satisfacción y otra con cuáles actividades estaban en las prioridades del día; algo como lo que sigue a continuación.
Al terminar el primer día, lo haces sucesivamente para los demás, hasta el final del ejercicio.
Intenta no sacar ninguna conclusión antes de las dos semanas; las jornadas diarias son muy variadas, y es importante que notes el patrón que existe (por ejemplo, puede que un día paraste todo por una emergencia que no era tu prioridad, y no te trajo satisfacción alguna, pero en otra mañana hiciste lo mismo, y te sentiste super bien por arreglar el problema de alguien más).
Una vez que tengas la fotografía completa, revisa con mayor precisión cómo inviertes tu tiempo, y si eso te está siendo emocional y productivamente beneficioso.
“The bad news is time flies. The good news is you’re the pilot”
- Michael Altshuler
Al finalizar tu análisis, es importante tomar decisiones:
No queremos caer en la trampa del “hoyo en la arena”, así que será momento de decidir cómo quieres invertir las horas de tu tiempo diario y tus recursos. Para lo cual tengo tres sugerencias:
La auditoría de tiempo puede sonar innecesaria; pero la mayoría de los ejecutivos terminan sorprendidos, al notar la cantidad de interrupciones que tienen durante el día o cómo invierten horas en proyectos que avanzan lentamente (parálisis por análisis).
Acá te dejó buenos recursos:
¡Por una vida con más horas y energía para el disfrute!