Hay un momento del año, especialmente en los meses de julio y noviembre, donde los ejecutivos empiezan a recibir el temido feedback. Ya sea a través de evaluaciones 360º o cualquier otra metodología de la empresa, solo el saber que alguien va a opinar acerca de su performance y comportamiento, ya crea un ambiente poco estable.
Por ello, resolví escribir este artículo hoy, para que, si este es tu caso, o de alguien que conoces (ya sabes, el amigo, el amigo del amigo jaja), puedas ver de una vez por todas la retroalimentación de una forma completamente diferente.
Para empezar, vamos a comprender la terminología:
El feedback es una percepción y, a veces, esta es correcta y otras no tanto.
Un ejecutivo, con quien trabajé, recibió el peor puntaje de la historia en relación a “crear ambientes colaborativos” y lo mejor en el ítem de “resultados financieros y satisfacción de clientes”.
Desde el punto de vista del propio ejecutivo es que trabaja mucho, se dedica para hacer los números y para que su área siga creciendo, y que sus colaboradores y pares no le apoyan, y tiene que hacer todo solo.
Percepción.. percepción.. percepción...
Cuando vio el resultado de las evaluaciones, se le hizo difícil al ejecutivo apreciar lo positivo; desafortunadamente, la calificación negativa en colaboración le provocó mucha frustración... más aún, estaba atónito al saber que nadie nunca le había platicado eso antes.
Correcto o no, el feedback mostraba la percepción de la gente frente a las acciones del ejecutivo, sin saber que él también estaba resentido por la falta de apoyo y colaboración de otros. Cada cabeza es un mundo distinto, las personas perciben las cosas de formas diferentes, así que lograr saber lo que piensan es de mucho valor.
¿Cómo sería tener 10 ojos adicionales?
Cierta vez, un ejecutivo me preguntó: ¿Por qué debo de dar atención a lo que es solo la percepción de los demás?... Ellos pueden estar equivocados.
Es cierto, pueden estar equivocados. Por eso, cuando recibes feedback, tienes la oportunidad de oro de decidir si quieres cambiar o no, en base a lo que los demás te están diciendo que aparentemente no está funcionando.
Si no sabes en qué mejorar, dos cosas pueden pasar: o te quedas estancado donde estás, sin crecer, o la vida te propiciará momentos dolorosos para que te des cuenta de lo que debes optimizar.
Ninguna de las opciones es favorable.
La imagen de tener 10 ojos adicionales puede no ser bonita, pero imagina cómo aumentaría tu consciencia al tener tantos ojos que puedan percibir lo que está pasando. El feedback es exactamente eso: son ojos adicionales que te están mirando, quieras o no, y que perciben cosas que tú mismo no eres capaz de ver.
Esto me recuerda una teoría o modelo interesante llamada “Ventana de Johari”, ¿la conoces? Básicamente, es una teoría que aborda nuestras relaciones interpersonales; contempla cuatro cuadrantes:
Es fascinante adentrarse en este modelo, porque queda claro que no podemos saber todo, ni nosotros ni los demás.
Entonces, imagina que la retroalimentación, te dará la posibilidad de resolver el punto número 3: lo que los demás saben de ti, pero que tú mismo no sabes porque actúas de forma automática o ya asumiste que la forma como actúas siempre te funcionó y seguirá funcionando si la usas.
El miedo de pedir feedback.
Dicho lo anterior, hay pequeñas piedritas que tenemos que quitar del camino, si queremos dar y pedir feedback de forma adecuada.
Hay varias razones (y algunas bien acertadas) por las cuales las personas no quieren solicitarlo:
Con tantas razones, es evidente que el miedo por ambos lados existe. Déjame entonces decirte algunas cosas que no funcionan:
Lo que sí funciona:
Si a ti también te parece una buena idea la pregunta ¿Qué puedo hacer para mejorar?, lo que sugiero es que agregues en tu calendario y la hagas al menos 2 veces al año con un grupo de personas. Te impresionarás con la cantidad de buenas ideas, que surgirán a partir de un ambiente amigable y poco defensivo. Todos se benefician: tú tendrás nuevas opciones en las manos y tus colaboradores sentirán que están siendo guiados por un líder que se interesa en sus opiniones.
Espero que este artículo te inspire a solicitar más feedback, y si tienes alguna idea adicional, estaré encantada en escucharla.