Cada momento de nuestro día tomamos cientos de resoluciones; de hecho, para ser precisa, según estudios de la Universidad de Berkeley son alrededor de ¡35,000 decisiones al día!; y claro, eso requiere mucho de nuestro cerebro.
¿Te has preguntado alguna vez cómo es el proceso mental que seguimos al tratar de incorporar, por ejemplo, el ejercicio físico a nuestro día a día? Puede ser un reto, especialmente si aún no hemos desarrollado el hábito de hacerlo regularmente. Hay tantas cosas que considerar: el tiempo, si tenemos la ropa y los zapatos adecuados, el espacio físico disponible, los horarios y, por supuesto, cómo nos sentimos anímicamente.
Cada vez que tomamos una decisión, nuestro cerebro entra en una verdadera batalla entre dos sistemas importantes; por un lado, tenemos a la amígdala, encargada de evaluar los riesgos y proteger nuestra seguridad; por otro lado, a la corteza prefrontal que, inteligentemente, nos tranquiliza diciendo qué es lo mejor para nuestra salud.
Ese proceso complejo puede llegar a ser agotador, e incluso tiene un nombre: "fatiga de decisión”. Cuando tu cerebro está en ese estado, simplemente empieza a tomar decisiones más pobres, que a menudo son causa de conflictos personales, pérdidas financieras, pudiendo afectar incluso tu salud mental y emocional.
Pero hay algo que puede ayudar a evitar dicha fatiga: tomar un menor número de decisiones; lo que es posible a partir de modelos mentales, que te ayudan a pensar de mejor forma.
Hoy te compartiré uno de mis favoritos, que aplico hace algunos años:
UNA decisión que conlleva varias otras
Una forma muy efectiva para reducir el número de elecciones en un día, y evitar el conocido monkey mind, es establecer una decisión principal que abarque muchas otras decisiones menores.
Tomemos como ejemplo que desees mejorar tu físico; si tienes que decidir en cada uno de los aspectos que eso involucra, estarás monitoreando desde cómo alimentarte y qué ejercicios elegir, hasta a qué horas debes dormir, cómo reducir la ansiedad y controlarte durante el día, cómo decir NO a los amigos para no pasarte, etc.; el proceso puede ser abrumador. Cada una de estas decisiones, por sí sola, puede llevar a cientos de pláticas internas subconscientes y dejar tu mente en un constante estado de confusión.
Pero sí, al contrario, en lugar de "tener que” pensar en cada resolución por sí sola, simplemente “te decides” a ser saludable y disfrutar la vida manteniéndote activo, reducirás de forma importante el número de elecciones sin tener que pensar demasiado en ellas.
O sea, al optar por estar sano, no tienes que preocuparte tanto por rechazar ciertos alimentos, porque te será natural hacerlo.
Tu "única" decisión de ser saludable conlleva mil otras pequeñas decisiones, y sirve para que desarrolles cualquier hábito que desees.
“Don’t make a hundred decisions when one will do” - Jim Collins
Otra estrategia útil, que sirve para enfrentar dilemas complejos en el trabajo, es utilizar este modelo mental para enfocarse en la decisión más importante.
Por ejemplo, imagina que tienes que decidir si aceptar una alianza con una empresa que te ofrece mucho dinero y te posiciona como líder de la industria, pero que ha tenido problemas de integridad en el pasado. Esta decisión puede generar un debate interno interminable, con abogados evaluando la situación, el CFO imaginando los beneficios financieros y tú, como directivo de alianzas, pensando en el potencial de la empresa como líder absoluto del sector.
Es difícil tomar una decisión cuando esta involucra múltiples factores e intereses. ¿Cómo sería posible simplificar el proceso y reducir el esfuerzo mental, si hay argumentos tanto a favor como en contra?
Una solución muy efectiva es recordar cuál es la decisión más importante. En este caso, la verdadera decisión no es acerca del dinero, sino de si estarías dispuesto a trabajar con una compañía que evidentemente tiene una mala reputación en el mercado y que podría poner en riesgo tu propia cartera de clientes.
Al enfocar en la cuestión crucial y apoyarte, por ejemplo, en los valores de la compañía (“integridad, honestidad o poner en el cliente en el centro de todo”), evitarías muchas discusiones y pérdida de tiempo.
Como menciona Ray Dalio, en su libro The Principles, cuando se tienen las reglas del juego claramente definidas no es necesario dedicar tanto tiempo a pensar en la decisión.
Este es otro ejemplo donde UNA decisión conlleva varias, y hace la vida más fácil.
"Como líder, puedes simplificar el proceso de toma de decisiones, asegurándote de que todos los de tu equipo tengan claridad de los valores y principios de la empresa. De esta forma, siempre sabrán exactamente qué hacer y cómo tomar decisiones, incluso cuando no estés presente”.
¿Listo para ponerlo en práctica? Acá algunas preguntas para que reflexiones:
(Dedica algunos minutos a los cuestionamientos, y verás cómo simplificará tu año).
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